Hay ciertos ricones que me trasmiten una alegría especial no se como describirlo. Uno de ellos es Santa Coloma. Mi padre fue adoptado por esta ciudad cuando vino a estudiar la carrera desde Salamanca. Su hermano, es decir mi tío, vivió allí hasta que el hasta entonces acogedor barrió latino, se conviritió en algo parecido a un gueto. Nunca le he preguntado a mi padre si el comparte este sentimiento conmigo, porque si es así me lo podría haber traspasado genéticamente.
Como decía mis tíos y mi prima vivía allí y era numerosas las veces que nos juntábamos para cenar. Supongo que el hecho de que sea navidad, hace que me vengan todos esos recuerdos con más fuerza.
Me encantaba desperantarme en Santa Coloma cuando era peque (señal de que había quedado dormida la noche de antes y supongo que por no despertarme pues amanecía allí). Acompañaba a mi prima a buscar el periódico,dábamos una vuelta por la plaza de reloj, por el ayuntamiento...
Lo curioso es que me sucede el mismo fenómeno en la otra punta de Barcelona, en Hospitalet. Mi amor por esta ciudad es muy distinto, me viene a raiz de la mejor etapa laboral que he vivido. Recorría cada día la línea roja de punta a punta, pero mis ganas de ver cosas me hicieron partir. A veces voy a ver a mis antiguos compañeros y es como si el buen rollo me calara hasta los huesos.
Creo que la última vez que visité esta ciudad, fui a ver un partido de futbol. Jugaba Mr CC y bueno ya os podéis imaginar de que equipo se trata. Mi amiga V me acompañó, fue un día de muchas confesiones. Fui en busca de respuestas, necesitaba verle, sin que él me pudiera ver a mi. Recuerdo que tenía mil problemas en la cabeza, pero durante el tiempo que estuve allí fui feliz. Entonces no me di cuenta, y negué una y otra vez lo evidente, pero hoy reconozco que estaba enamorada de él, eso es lo que necesitaba saber. Nunca le dijé que esa tarde fui a verle, finalmente nuestras diferencias nos separaron. Pero nunca olvidaré el último abrazo que me dio.
bss
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